La situación de los artistas emergentes ha experimentado un gran cambio en los últimos años. El crecimiento de nuevos canales de distribución del arte, como las redes sociales, han permitido a los nuevos creadores tener un espacio en el que poder mostrar sus proyectos. Sin embargo, ésta oportunidad de compartir no les facilita el hecho de triunfar ni de ser bien recompensados.
Durante los años 80, los coleccionistas invertían en obras de grandes creadores sin tener en cuenta el contenido y la estética. Los talentos emergentes les imitaban a fin de cumplir el canon estético establecido y alcanzar el mismo éxito. En cambio, actualmente la libertad creativa es mayor gracias a la oportunidad que les brinda internet de llegar a un público más amplio. Los nuevos artistas realizan creaciones puras no contaminadas por el mercado del arte y responden a sus propias necesidades, más reales y pasionales.
La situación es similar a la de los músicos. Durante el siglo XX, la grabación y comercialización de un disco implicaba una gran inversión y sólo se podía realizar a través de una discográfica. En cambio, hoy en día los músicos no solo tienen a su alcance herramientas para crear y grabar piezas, sino que también disponen de un espacio donde dar a conocer sus proyectos. Ésta facilidad ha provocado un aumento de obras creadas y publicadas. En consecuencia, y a diferencia del siglo pasado, es más complicado conseguir destacar entre tanta competencia.
Destacar no es suficiente mientras el trabajo no sea bien recompensado.
Además del duro recorrido para triunfar, después los artistas emergentes tienen que enfrentarse a la precariedad económica actual. Es decir, el hecho de que un creador consiga entrar en el mercado del arte no significa que vaya a reconocerse bien su trabajo. La situación de los talentos emergentes sigue siendo inestable debido al desinterés político por el sector. Si no se dan más oportunidades a los artistas que están empezando y que son aquellos que en futuro darán un salto en su carrera artística, el panorama catalán forzosamente estará empobrecido. Es necesario organizar ferias y encuentros y, para ello, no son necesarios más recursos, sino gestionar mejor los que ya existen.
Así pues, los talentos emergentes actuales han descubierto en las nuevas tecnologías e internet un espacio en el que poder presentar sus creaciones, una alternativa que les facilita darse a conocer. No obstante, este hecho no recompensa su trabajo ni pone fin a la precariedad de sus carreras artísticas. Se encuentran en un contexto donde es muy fácil compartir su arte, pero no pueden permitirse vivir del mismo.
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